El futuro no existe

Sé que la idea de que el futuro no existe no es muy reconfortante para nuestras mentes que piensan todo el tiempo, planifican, hacen, imaginan y construyen mundos de un futuro mejor o de un futuro catastrófico, dependiendo de cada persona. 

Sin embargo, una manera de cuidar de nuestra salud es comenzar por ahí, dándonos cuenta de que el futuro no existe, pues tan solo es una fabricación de nuestras mentes y lo único que es real en términos temporales de nuestra experiencia humana es el ahora. Piensa en todas las ideas que tenías sobre el futuro y en cómo se ha materializado más tarde. Rara vez el futuro que ha diseñado nuestra mente se parece a lo que estamos viviendo ahora mismo.

Además, a medida que la vida se ha ido acelerando y los niveles de incertidumbre han crecido, es cierto que los cambios en todos los aspectos de nuestras vidas son más frecuentes y esto, reconozcámoslo, es muy incómodo. De ahí toda la importancia que ha tomado en la sociedad occidental eso que llamamos aquí y ahora.

Pero esto no es fácil. ¿Cómo pasamos de vivir constantemente en el ático de nuestra mente, haciendo planes, organizando, interviniendo, etc. a estar presentes con lo que hay, con lo que es?

La clave está en hacer un aprendizaje paulatino y combinar prácticas formales con prácticas informales. Las prácticas formales son aquellas en las que nos vamos a sentar intencionadamente a no hacer nada, es decir, a estar presentes con una intención meditativa y observar lo que sucede en nuestros cuerpos, en nuestras mentes, en nuestro corazón. Mientras que las prácticas informales son aquellas que llevamos a cabo en nuestro día a día como por ejemplo, practicar atención plena mientras nos duchamos y en vez de estar pensando en las tareas que tenemos que hacer durante el día o en la conversación que tuvimos ayer con esa persona que nos saca de quicio, nos dedicamos a sentir el tacto de nuestras manos en la piel, el olor del gel y la temperatura del agua. De esa manera estaremos equilibrando los sentidos y reduciendo un poco el volumen de la radio de nuestra mente, practicando una y otra vez eso que llamamos el aquí y ahora.

Estará en manos de nuestra sabiduría ir combinando las prácticas informales y las formales para adquirir paulatinamente una presencia más activa en el momento presente y reducir (con paciencia) la actividad de nuestra mente que crea futuros inexistentes y que en la mayor parte de los casos lo único que hacen es generarnos mucha insatisfacción, pues como ya te habrás dado cuenta, rara vez nuestras ideas sobre el futuro coinciden con lo que estamos viviendo ahora. En el caso de que nuestras ideas sean más agradables que la realidad del ahora, nos provocará una sensación de decepción y desasosiego con el presente y en el caso de que nuestras ideas sobre el futuro sean catastrofistas, de nuevo nos genera en nuestro presente una sensación de angustia y ansiedad.

Sea cual sea el caso de tu mente, ya sea que tienda más hacia la utopía o hacia la catástrofe, el resultado es el mismo: infelicidad en el presente. Por lo que siempre os animo a que trabajemos poco a poco y con mucha paciencia en nuestra intención de estar presentes y hacerlo con mucha amabilidad hacia nosotros mismos.

Espero que la información te haya resultado útil y si deseas aprender más sobre cómo cuidarte y cómo cuidar de tus emociones y de tu mente, te animo a ponerte en contacto conmigo y te informaré sin compromiso.

¡Muchas gracias!

Jezabel Hernández